Durante los dos cursos a los que atendemos para el desarrollo de este ensayo se ha comprobado que la ejecución de estos pilares se ha llevado a cabo, con más o menos eficacia, aunque no libre de debate social ya sea por los altos costes económicos empleados, por la calidad de los recursos o por la escasa formación del profesorado. Pero es curioso comprobar que donde más hincapié se está haciendo es en el último pilar comentado: la evaluación del proyecto. Esta evaluación se basa en organizar eventos en donde se presentan las buenas prácticas magistrales TIC desarrolladas en los centros educativos y en la recogida de éstas, como afirma Antonio Pérez. En este sentido, parece que lo único interesante es el uso didáctico en el aula pero, ¿cómo se evalúa el uso externo al centro educativo?
Por otro lado parece que el programa Escuela 2.0, sin especificarlo claramente pero con un claro objetivo social, pretende paliar las desigualdades provocadas por las dificultades de acceso a las nuevas tecnologías. Así, el programa dota a cada alumno/a de un ordenador ultraportatil para uso total tanto escolar como doméstico con el único requisito de la firma de un contrato de responsabilidad por parte de los padres/tutores legales que aceptan unas condiciones pero, ¿están los familiares preparados para responsabilizarse hacia el uso adecuado del ordenador por parte de sus hijos/as? Desde luego la primera premisa del programa queda clara que es la confianza en el buen uso de los recursos pero, no solamente nos referimos al cuidado material, sino también a la ayuda didáctica que puede ejercer las familias en el alumnado.
En este sentido, si ya provoca duda la ayuda que pueden recibir el alumnado desde casa para su avance y uso responsable del material tecnológico, ésta se se ve acentuada por una de las grandes críticas que ha recibido el programa: la escasa preparación y formación por parte del profesorado para guiar en el aprendizaje. Aunque desde hace algunos años desde las diferentes consejerías de educación se estaba potenciando el desarrollo de unos centros TIC, el programa Escuelas 2.0 propone, desde un inicio, que todos los centros educativos entren directamente a formar parte de esta red. Sin embargo, el problema no sería dotar a los centros de la infraestructura necesaria sino que el profesorado se encontraría con la necesidad de impartir un tipo de enseñanza a la que no ha sido preparado ya sea en el uso del ultraportatil, por el uso del sistema, por los conocimientos propios en TIC o, simplemente, por la incapacidad a asumir una nueva pedagogía.
Por todo ello, Escuela 2.0 parece que, a pesar de ser una gran propuesta y apuesta por el avance en la educación del alumnado, se encuentra en un estado de “standby” a la espera de que el proceso comience a funcionar definitivamente sin contratiempos, pero ¿se están tomando iniciativas para paliar estas situaciones? No obstante, el desarrollo de este ensayo no viene a aportar solución alguna a esta imagen sino que quiere contemplar una realidad existente en el que todo lo ya comentado está presente pero uniendo un nuevo factor. Parece que a lo que a los centros educativos se refiere el programa Escuela 2.0 cumple, el objetivo primordial de la educación en España: “una educación por igual para todos”. Sin embargo, las incertidumbres reales no parecen surgir dentro de los centros, a pesar de las críticas ya comentadas, sino que es en el contexto externo donde esta finalidad de igualdad puede llegar a no cumplirse.
En la actualidad, la crisis económica en la que se encuentra sumergido el mundo capitalista y, particularmente España, está haciendo que la pobreza escondida resurja de sus cenizas, y esos barrios de capital que hasta ahora sólo eran considerados como marginales o ghettos están abocados a reunir a una gran masa de población por ser las únicas zonas donde pueden subsistir a bajo coste. Estas zonas, de bajo nivel socio-económico y cultural están integrados dentro de la llamada brecha digital que divide, actualmente, el nivel de desarrollo de los países. Hablamos de zonas urbanas dentro de sociedades desarrolladas en las que cierto nivel tecnológico no existe ya sea por coste o por falta de infraestructura.
Por todo ello, nos cuestionamos si el contexto de zonas marginales está preparado para la propuesta que pretende el programa Escuela 2.0, si la igualdad educativa es real y al mismo nivel que en zonas de mayor desarrollo socio-económico, si los recursos TIC mejoran la enseñanza dentro y fuera de centros situados en estos barrios y si la opinión de profesorado, alumnado y familias de estos barrios está acorde con la línea del programa. Al hilo de estas cuestiones se desarrollará este ensayo buscando respuestas a través de datos obtenidos mediante encuestas a la población y docentes de dos centros educativos de la ciudad de Almería situados en la barriada “El Puche”.
El derecho a soñar: Eduardo Galeano
Hace 13 años
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